El TTIP pretende convertirse en un tratado comercial de amplio alcance entre EEUU y la UE. Las negociaciones buscan facilitar el libre comercio y la inversión mediante la eliminación de obstáculos normativos supuestamente innecesarios y la armonización a la baja de regulaciones a través del Consejo de Cooperación Regulatoria para así favorecer el acceso al mercado de las empresas multinacionales de ambos lados del Atlántico.Las informaciones que van apareciendo gracias a filtraciones como la del
TTIPLeaksmuestran que los objetivos del acuerdo amenazan a los derechos sociales, laborales, medioambientales y democráticos. Unas consecuencias muy desfavorables para la mayoría de la población puesto que habría una igualación a la baja de los estándares debido a la presión de los lobbies corporativos. Además la incorporación del mecanismo de arbitraje conocido como ICS establece la posibilidad de que las multinacionales demanden a los Estados si consideran que estos toman alguna decisión que vulnera sus intereses presentes y/o futuros pero no al revés. Un mecanismo perverso de resolución de conflictos entre Estado-Inversor sesgado a favor de los intereses de las corporaciones y en contra del Bien Común.Por su parte, el CETA es el acuerdo integral de economía y comercio entre la UE y Canadá, el cual se conoce como el caballo de Troya del TTIP puesto que abriría las puertas a las empresas multinacionales a través de sus filiales en el Canadá. Este tratado comportaría también una bajada generalizada de los estándares laborales, sociales, ambientales y culturales y la entrada de los tribunales de arbitraje privados. Desafortunadamente el CETA ha pasado desapercibido, sus negociaciones concluyeron el 2014 fuera de cualquier foco mediático y de debate político, y ahora se encuentra pendiente de ratificación. En este sentido la opacidad y la carencia de procedimientos democráticos son las señales de identidad del TTIP y el CETA y sólo la movilización ciudadana y las filtraciones han conseguido romper (en parte) el silencio mediático.
Estos tratados son una de las mayores amenazas a la soberanía de los pueblos y sus derechos, tal y como lo fue el Tratado de libre comercio entre México, EE.UU y Canadá (NAFTA), el cual ejemplifica qué consecuencias comportan estos tipos de tratados y a quienes benefician. Hace falta pues articular una respuesta masiva a nivel global para detenerlos y que cualquier acuerdo comercial que se tome interponga las personas y sus derechos y el medio ambiente a los intereses de las corporaciones. Una alternativa es la propuesta de Alianza del Mandato por un Comercio Alternativo.
Blog del autor: jgellida.blogspot.com
Fuente: Rebelión
(Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes)
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